La Inteligencia Artificial abre nuevos caminos en el estudio de los trastornos cerebrales
En neurología se sabe que muchas enfermedades se producen a nivel celular, así como los productos farmacéuticos operan a nivel de lo que denominan “microescala”.
Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS) utilizaron el aprendizaje automático para descubrir nuevas informaciones sobre la arquitectura celular del cerebro humano.
El algoritmo calculaba parámetros cerebrales utilizando los datos recopilados en la resonancia magnética funcional (MRIf) de 452 pacientes, lo que permitió a los investigadores inferir propiedades celulares de diferentes regiones sin utilizar métodos quirúrgicos.
La novedad es el uso, en ese algoritmo de un esquema estadístico basado en la estocástica, que es un concepto matemático que sirve para usar magnitudes aleatorias que varían con el tiempo o descubrir una sucesión de variables aleatorias que, a su vez, evolucionan en función de otra variable.
Hasta ahora los equipos dedicados a estos estudios junto con la resonancia magnética (MRI) utilizaba modelos biofísicos. Estos últimos permitían simular actividad cerebral, pero esas suposiciones se demostraron demasiado simples al considerar que todas las regiones cerebrales tenían las mismas propiedades celulares, algo que sabemos falso.
El nuevo algoritmo facilita la diferenciación de regiones cerebrales “permitiendo” a cada región del cerebro tener propiedades diferentes obteniendo, así, modelos más ajustados a la realidad de como el cerebro procesa la información.
Entre sus descubrimientos está el observar como regiones involucradas en la percepción sensorial (visión, tacto, audición) exhiben actividades celulares opuestas a las de las regiones involucradas en el pensamiento o en la elaboración de recuerdos.
El patrón espacial de arquitectura cerebral indicaría un funcionamiento jerárquico en el procesamiento de la información del entorno. Esa arquitectura celular estaría respaldada por la diferenciación de “micro escalas” entre regiones lo que orientará, en el futuro, desde trabajos sobre nuevos medicamentos a los realizados en ingeniería de Inteligencia Artificial.