Mutaciones en el ADN no codificante protegen al cerebro de la ELA
Las mutaciones genéticas relacionadas con una enfermedad a menudo significan malas noticias. Las mutaciones en más de 25 genes, por ejemplo, están asociadas con la esclerosis lateral amiotrófica, o ELA, y todas aumentan el riesgo de desarrollar este trastorno incurable. Ahora, un equipo de investigación dirigido por el profesor Eran Hornstein del Instituto Weizmann de Ciencia ha vinculado un nuevo gen a la ELA, pero este contiene mutaciones de un tipo diferente: parecen desempeñar un papel defensivo, en la enfermedad.
El gen recientemente vinculado a la ELA se encuentra en la parte de nuestro genoma que una vez se llamó «ADN basura». Este ADN constituye más del 97 por ciento del genoma, pero debido a que no codifica proteínas, solía considerarse, bueno, basura. Hoy en día, aunque este ADN no codificante todavía se considera materia oscura biológica, ya se sabe que sirve como un manual de instrucciones crucial. Entre otras cosas, determina cuándo se activan y desactivan los genes dentro del ADN codificante, los que codifican las proteínas.
En ELA, la neurodegeneración se vuelve tan grave que la activación microglial crónica en el cerebro se eleva a niveles extremadamente altos, volviéndose tóxica. Por lo tanto, el sistema inmunológico termina causando daño al cerebro que se propuso proteger, lo que lleva a la muerte de más neuronas motoras.
Ahí es donde entran en juego los hallazgos publicados en Nature Neuroscience. Los científicos de Weizmann se centraron en un gen llamado IL18RAP, conocido desde hace mucho tiempo por afectar a la microglía, y descubrieron que puede contener mutaciones que mitigan los efectos tóxicos de la microglía. «Hemos identificado mutaciones en este gen que reducen la inflamación», dice Eitan.
Después de analizar los genomas de más de 6,000 pacientes con ELA y de más de 70,000 personas que no tienen ELA, los investigadores concluyeron que las mutaciones recientemente identificadas reducen el riesgo de desarrollar ELA casi cinco veces. Por lo tanto, es extremadamente raro que los pacientes con ELA tengan estas mutaciones protectoras, y aquellos pacientes raros que las albergan tienden a desarrollar la enfermedad aproximadamente seis años después, en promedio, que aquellos sin las mutaciones. En otras palabras, las mutaciones parecen estar relacionadas con un proceso central de ELA, lo que ralentiza la enfermedad.
Mas información https://wis-wander.weizmann.ac.il/life-sciences/mutations-noncoding-dna-protect-brain-als